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kako
kako el 30-10-2015 a las 04:41:06

GUÍA NBA TEMPORADA 2015-16.

 

La NBA, al detalle: el análisis de los 30 equipos de la Liga.

La temporada 2015-16 ya ha comenzado y desde AS NBA os ofrecemos el análisis de las 30 franquicias que se disputarán el anillo de campeón.

AS NBA Actualizado: 26 de octubre de 2015 11:29h GUÍA AS NBA 2015 COMPLETA (PDF)

GUÍA AS NBA 2015 EN FORMATO DE PÁGINAS INDIVIDUALES (MÁS FÁCIL DE IMPRIMIR)

Los 30 equipos de la NBA

Atlanta Hawks: cuando los egos se ponen al servicio del colectivo.

Boston Celtics: Stevens y Ainge dan pasos hacia el regreso a la élite.

Brooklyn Nets: otra vuelta de tuerca en busca del tiempo perdido.

Charlotte Hornets: una nueva oportunidad para Michael Jordan y sus chicos.

Chicago Bulls: la eterna búsqueda del regreso a los años dorados.

Cleveland Cavaliers: Cleveland quiere dejar ya de ser la ciudad maldita.

Dallas Mavericks: cómo echar de menos a quien nunca estuvo aquí.

Denver Nuggets: un proceso de reconstrucción sin defensa.

Detroit Pistons: Las prisas por ganar de Stan Van Gundy.

Golden State Warriors: un campeón perfecto que lo tiene todo para repetir.

Houston Rockets: el anillo es la única meta para James Harden.

Indiana Pacers: Paul George, el ave que resurgió del fuego.

Los Angeles Clippers: tan candidatos al anillo como a revivir el fiasco.

Los Angeles Lakers: la esperanza renace con Russell y Randle.

Memphis Grizzlies: la hora de ser mucho más que un dolor de muelas.

Miami Heat: talento y veteranía para pelear hasta el final. 

Milwaukee Bucks: de la nada a la reconstrucción soñada.

Minnesota Timberwolves: una temporada marcada por la muerte de Saunders.

New Orleans Pelicans: Anthony Davis y su conquista inevitable del universo.

New York Knicks: la ilusión en el Madison, Carmelo Anthony ha vuelto.

Oklahoma City Thunder: Con Durant, Westbrook y sin lesiones, a por el anillo.

Orlando Magic: la juventud como estilo de vida en la NBA.

Philadelphia 76ers: la esperanza tiene nombre y apellidos, Jahlil Okafor.

Phoenix Suns: una larga peregrinación por el desierto de Arizona.

Portland Trail Blazers: del cierre de un proyecto al nacimiento de otro nuevo.

Sacramento Kings: Cousins y Cauley-Stein, una pareja con la que resurgir.

San Antonio Spurs: no vuelvas a decir nunca "el último baile de los Spurs".

Toronto Raptors: Carroll y el nuevo Kyle Lowry, dispuestos a dominar.

Utah Jazz: el futuro ya ha llegado a Salt Lake City.

Washington Wizards: ha llegado la hora de hacerse hombres.

 

baloncesto.as.com/baloncesto/2015/10/26/nba/1445837965_891996.html

(#1813430)
kako
kako el 30-10-2015 a las 04:43:36

GUÍA NBA | ATLANTA HAWKS.

Atlanta Hawks: cuando los egos se ponen al servicio del colectivo.

Tras el éxito alcanzado el curso anterior, los Hawks buscarán repetir presencia en la final del Este con la misma identidad y filosofía de juego que les situó de nuevo en el mapa.

Actualizado: 26 de octubre de 2015 07:32h CET

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Atlanta afronta la temporada con la complicada misión de repetir lo logrado el año pasado. Para ello, los de Mike Bundenholzer han conseguido mantener casi intacto el bloque que deslumbró al planeta del baloncesto durante la última Regular Season. La pregunta es clara: ¿Serán capaces de volver a lograr 60 victorias y obtener el billete a la final de la Conferencia Este? La respuesta, sin embargo, no resulta tan sencilla. No es imposible, si bien se vislumbra más cercano repetir el segundo reto que el primero. Ahora bien, falta comprobar cómo influirán una serie de matices. El principal, saber cómo rinde el equipo tras la marcha de DeMarre Carroll, curiosamente el único miembro del quinteto del pasado curso que no acudió al All Star. El alero era el pegamento perfecto, el nexo entre uno de los ataques más vistosos de la Liga (asumiendo la responsabilidad cuando era necesario, como en los últimos playoffs) y una de las mejores defensas, donde era sin duda uno de sus grandes especialistas.

Aquí surge la gran incógnita. En un cinco inicial tan compacto y definido, ¿conseguirá Sefolosha (su relevo natural) que no decaiga la compenetración en un equipo que todos recitábamos de carrerilla (Teague, Korver, Carroll, Millsap y Horford)? A priori parece complicado. Pero si algo han demostrado estos Hawks es que se puede creer en ellos. No serán una de las franquicias más mediáticas, no subirán el tono y no darán mucho que hablar, pero tienen a un entrenador y a varios jugadores que juegan al baloncesto como los ángeles. Sí, por algo se les conoce como los Spurs del Este. En la 2014-15 sólo los campeones Warriors repartieron más asistencias que ellos. Esa ausencia de egos les convierte en uno de los máximos exponentes del extra pass. Ahora bien, hay quien en la postemporada echó en falta una superestrella que tomara la responsabilidad en los momentos de dificultad.

Sin embargo, desde los despachos del Philips Arena se optó por seguir adelante y no dar ningún volantazo al proyecto. Entienden que se trata más de una carencia de madurez competitiva que de la necesidad de encontrar un hombre que asuma (casi) todos los galones a la hora de la verdad. El tiempo dará o quitará razones, pero a simple vista el modo de conducción parece el adecuado. Donde sí flojearon fue en el rebote, así que este verano han incorporado a dos torres (Tavares y Splitter) para acabar con ese talón de Aquiles. El criterio y la lógica siguen gobernando en Atlanta.
Juego exterior

Por el momento no hay discusión: Jeff Teague es el amo y señor a la hora de organizar el juego de los halcones. El base ha mejorado notablemente su consistencia sobre el parqué a los largo de estos dos últimos años, ganándose el boleto para el All Star este último. Sin embargo, Budenholzer tiene un (bendito) problema. El crecimiento de Dennis Schroder es constante, buena prueba de ello es que fuera el mejor jugador de Alemania en el reciente Eurobasket, por la que la gestión de los minutos de ambos se antoja como un factor clave para salvaguardar la coexistencia en el grupo. De momento, la capacidad atlética de Schroder y su habilidad para sacar ventaja en el pick and roll le permitirán seguir haciendo grandes números y dinamitar muchos partidos como referencia de la segunda unidad. La posición de escolta pertenece a un Kyle Korver que, como el buen vino, mejora año a año. En Atlanta esperan que vuelva a rozar esta temporada unos porcentajes de acierto más propios del mundo de la moda: 50-40-90. Kent Bazemore (le llega el momento de dar un paso adelante) y Tim Hardaway Jr. podrán ofrecerle ese relevo de garantías que los veteranos tanto necesitan para dosificarse de cara a la parte crucial. Si bien el principal cometido de ambos será el hacer olvidar al infravalorado DeMarre Carroll en el puesto de tres junto al que ya ha sido señalado como su recambio natural: Thabo Sefolosha. Reto de altura para el suizo.
Juego interior

Puede que no sea la pareja más espectacular (los Hawks no son de los que actúan de cara a los focos), pero Al Horford y Paul Millsap forman una sociedad digna de los equipos que aspiran a todo. Ambos ya han sido, tanto por separado como conjuntamente, parte del elenco del partido de las estrellas. Su fiabilidad está más que probada. Su cruz, las lesiones. Hace dos temporadas fue el dominicano el que cayó tras desgarrarse el pectoral derecho. El pasado, Millsap no consiguió llegar en plenitud de condiciones a los playoffs. Para que Atlanta vuele, esta dupla tiene que estar al 100% de su capacidad para matarte de lejos o desde fuera. Eso es innegociable. Además, son dos interiores a los que el estilo de juego de los Hawks les viene que ni anillo al dedo: leen y entienden dónde está la ventaja como pocos jugadores de su tamaño saben. Si hay que ponerles un pero, ese es el rebote. Además, un fajador como Pero Antic ha optado por hacer las maletas y regresar a Europa. Así que para aportar a la causa junto a Mike Scott y el ex ACB Mike Muscala, Tiago Splitter (el brasileño se encuentra ante su gran oportunidad al pasar de trabajar a las órdenes de Popovich en los Spurs a hacerlo con Budenholzer, su alumno más aventajado) y Walter Tavares (el gigante de Cabo Verde formado en Gran Canaria da el salto, quizá demasiado pronto, a la NBA) deben hacer valer sus centímetros para reducir la hemorragia en forma de rechaces defensivos.
Claves

1. El quinteto será el mismo que fue nombrado mejor jugador del mes de enero la temporada pasada con la excepción de DeMarre Carroll. Será complicado encontrar un relevo de garantías a un jugador que funcionaba como el verdadero especialista defensivo del grupo

2. Repetir éxito sin contar con el factor sorpresa a favor puede suponer una piedra difícil de esquivar en su camino. Los rivales ya han tenido tiempo para analizar y estudiar las claves de su tan alabado juego de equipo y pase extra. Budenholzer deberá introducir variantes para no estancarse.

3. Defienden bien, atacan mejor, pero el año pasado mostraron una carencia: el rebote. Así que para corregir esa tara, han trabajado durante el verano para traer a dos jugadores educados en Europa (Splitter y Tavares) que echarán una mano (y parte de la otra) a Horford y Millsap.
Entrenador: Mike Budenholzer

Trabajar durante casi 17 años a las órdenes de Gregg Popovich como técnico asistente en los Spurs era hasta hace no mucho su mejor aval. Sin embargo, ahora puede presumir de ser el actual Mejor Entrenador de la temporada. Un premio que se ganó justamente al lograr que los Hawks completasen el primer año con 60 triunfos de su historia. Su etapa como coordinador de vídeo le permite estudiar a la perfección a sus rivales. Pero su mayor aportación hasta el momento es haber logrado extrapolar el tan admirado estilo de juego colectivo de San Antonio a los Hawks. No es casualidad que se hable de ellos como los Spurs del Este. Uno de los mayores exponente del extra pass.
Estrella: Al Horford

El pívot dominicano acaba contrato en junio de 2016, pero ya ha manifestado que en estos momentos sólo le preocupa triunfar este año con los Hawks. Tras comenzar falto de ritmo, acabó firmando un último año extraordinario confirmando que vuelve a ser él mismo. Calidad y fuerza.

baloncesto.as.com/baloncesto/2015/10/23/nba/1445614732_730096.html
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kako
kako el 30-10-2015 a las 04:46:55

GUÍA NBA | BOSTON CELTICS

Boston Celtics: Stevens y Ainge dan pasos hacia el regreso a la élite.

En Boston prefieren sacudirse presión de salida y evitan hablar de repetir billete para los playoffs. No obstante, no clasificarse dejaría un feo regusto a paso en falso.

Actualizado: 26 de octubre de 2015 08:56h CET

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Los Celtics entran en el tercer año de la era Brad Stevens sin la presión de contar con un objetivo prefijado. Al menos es el discurso que se mantiene hacia el exterior. En pleno proceso de reconstrucción desde la base, Danny Ainge (su general manager) busca que este profundo y joven bloque que viene construyendo (aunque todavía sin la estrella deseada) siga cumpliendo los plazos de crecimiento de un modo natural. Sin forzar. El curso pasado esta estrategia funcionó a la perfección: sin que nadie diera un duro por ellos, Boston acabó metiéndose en playoffs por vez primera desde el adiós de Pierce y Garnett.

Así que, para continuar con el progreso y la línea ascendente, la lógica indica que al menos deberían repetir la actuación de hace un año. Para ello han incorporado al único miembro de su plantilla que a día de hoy puede decir que es all star: un David Lee que parece haber dejado atrás su calvario de lesiones. La clase del ala-pívot no se discute. Como tampoco se duda de la importancia que para el resto de sus compañeros supondrá compartir vestuario con alguien de su experiencia. Sin embargo, no nos engañemos, en Boston esperaban más del mercado veraniego. Se soñó con superestrellas del calibre de DeMarcus Cousins, pero quien aterrizó fue Amir Johnson. Un aseado interior de brega, pero no alguien a quien confiar que marque el ritmo hacia el paso adelante que los verdes necesitan dar para no estancarse.

Así que salvo milagro de Ainge de aquí al cierre del mercado (no lo esconde: ya le gustaría sacarse de la manga un equipo campeón como en el verano 2007) el principal activo de los de Massachusetts seguirá estando en el banquillo. Brad Stevens no es aún el técnico mediático y conocido que (seguramente) acabará siendo, pero con 39 años recién cumplidos ya ha demostrado ser uno de los coaches con mayor conocimiento del juego de toda la NBA. Su capacidad para hacer mejores a sus hombres de lo que realmente son está probada. Es muy del gusto, la representa a la perfección, de la nueva escuela de la estadística avanzada y disfruta variando quintetos constantemente para intentar imponer el mayor ritmo ofensivo. Y para correr, los Celtics se han adaptado muy bien a lo que marcan los tiempos modernos: el small ball. Para ello cuentan con una batería de guards físicos entre los que sobresale un Isaiah Thomas que no se pone límites pese a su 1,76. De su talento dependen en buena medida las opciones de los Celtics para ser competitivos en el corto plazo.
Juego exterior

Casi con toda probabilidad, el jugador referente de la línea exterior partirá como sexto hombre: Isaiah Thomas. El base aterrizó en Boston a finales del pasado mes de febrero y su llegada acabó, prácticamente, significando el billete para la postemporada. “Quiero ser uno de los mejores bajitos en haber jugado nunca a este deporte”, acostumbra a decir. La misma decisión que muestra cuando se echa el equipo a la espalda con sus penetraciones o triples. Junto a él, completan una buena combinación Avery Bradley y Marcus Smart, buenos especialistas defensivos. El primero (si tiene el día desde más allá del arco es todo un peligro) es el jugador que más tiempo lleva vistiendo la camiseta verde, mientras que Smart tiene aún que demostrar por qué fue número 6 del draft 2014. Evan Turner, completo escolta capaz de hacer un poco de todo, se encuentra quizá ante su última gran oportunidad de reivindicarse como número dos del draft 2010. Habrá ratos en los que tres de estos cuatro bajitos compartan presencia en el parqué. En el puesto de alero, Jae Crowder parte con mucha ventaja sobre Perry Jones (una de las caras nuevas). Crowder no sólo se antoja fundamental en ataque para abrir el campo como amenaza exterior, sino sobre todo en defensa para hacer frente a treses atléticos (véase LeBron). Terry Rozier y R. J. Hunter, las primeras rondas en este último draft, tendrán que sudar para contar con minutos de calidad.
Juego interior

El nivel al que Boston funcione en la zona dependerá sobremanera de la dupla interior que Stevens disponga en cancha. A priori, la llegada de David Lee complica la vida (y mucho) a un Jared Sullinger cuyos problemas de sobrepeso amenazan con convertirse en crónicos en su cuarto año en la Liga. Este ala-pívot al que la clase le sobra, parte como el quinto hombre grande en la rotación: Jerebko, más limitado de recursos pero de intensidad encomiable, le ha comido la tostada. Si todo sale según lo previsto, Lee será la gran referencia interior de los verdes. Parece haber dejado atrás sus problemas físicos, así que su visión de juego, colocación en el rebote y facilidad para jugar de cara y espaldas al aro se convertirán en una amenaza ante cualquier rival. Valiosos minutos de descanso (además de formar pareja en otros tantos) le dará Amir Johnson, el segundo jugador mejor pagado de la plantilla. En Toronto ya demostró que aunque no sea un compendio de virtudes técnicas, su entrega le asegura mantener el nivel a ambos lados de la cancha. Tira lo justo y necesario y, si es necesario, su muñeca le permite lanzar de tres con buen acierto. El puesto de pívot titular, a priori, se lo ha ganado un Tyler Zeller que a finales del curso pasado acabó convenciendo. No es explosivo y dominante y debe mejorar su consistencia reboteadora, pero en un año en el TD Garden ha demostrado más que Olynyk (aún se le espera) en dos.
Claves

1. Estos Celtics son un equipo dinámico que necesita mantener un ritmo alto de juego. Para ello cuentan con una batería de guards (Thomas, Smart, Bradley, Turner, Rozier...) que en muchos momentos puede hacer coincidir a tres de ellos sobre el parqué. Small ball en todo su esplendor.

2. David Lee es el único jugador que puede presumir de tener la etiqueta de all star. Además de aportar un plus gracias a su experiencia y veteranía, Boston necesita que se encuentre bien físicamente para aprovechar sus muchas virtudes. Tiene que involucarse desde el primer minuto.

3. Ainge está construyendo un proyecto desde la base, con jugadores jóvenes, físico y talento que, a tenor de las rondas de draft acumuladas, irán en aumento. Esta bisoñez no quita que no se les exija rendir como veteranos. La experiencia acumulada el año pasado puede ser un buen activo.
Entrenador: Brad Stevens

Como chaval del estado de Indiana, a Stevens le apasiona todo lo que tenga que ver con el baloncesto. Quería jugar, pero pronto se dio cuenta que su fuerte estaba en los banquillos. Una carrera meteórica en Butler le situó con 37 años recién cumplidos al frente de uno de los equipos con mayor historia del planeta. Y no sólo eso, tenía que ser el encargado de dirigir la reconstrucción de un equipo que meses antes se había quedado sin Doc Rivers y había dicho adiós a Pierce y Garnett. Una tarea que ha demostrado que no le queda grande. Es uno de los defensores de la estadística avanzada, filosofía que ameneza con gobernar el juego durante los próximos años.
Estrella: Isaiah Thomas

Apenas mide 176 centímetros, pero no esconde su ambición. Rápido y explosivo, es capaz de lanzar por fuera y de ir con fuerza y decisión al aro. Acostumbra a salir desde el banquillo para dinamitar los partidos. Cree que es uno de los jugadores más infravalorados de la toda la Liga.

baloncesto.as.com/baloncesto/2015/10/24/nba/1445690354_460073.html

(#1813432)
kako
kako el 30-10-2015 a las 04:50:39

GUÍA NBA | BROOKLYN NETS

Brooklyn Nets: otra vuelta de tuerca en busca del tiempo perdido.

Los Nets siguen pagando los esfuerzos fallidos de su anterior y faraónico proyecto. Ya no están Deron Williams, Pierce y Garnett, y toca seguir soltando lastre y construir.

Actualizado: 26 de octubre de 2015 08:36h CET

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¿Qué demonios están haciendo exactamente los Nets? ¿Reconstrucción, readaptación, revolución, huída hacia ninguna parte…? Desde luego, cualquier cosa menos ayudar a su dueño Mikhail Prokhorov a sentar la cabeza. El magnate/deportista/político/banquero/playboy ruso prometió cuando se hizo con la franquicia (mayo de 2010) que se casaría si el equipo no era campeón de la NBA antes de 2015. Cumplió con el traslado de New Jersey a Brooklyn (último partido en Newark, en abril de 2012) y con unos sueños de grandeza que no se materializaron en nada. Tampoco en su paso por el altar, claro. O que se materializaron tan sólo en un equipo del que al menos no se había dejado de hablar en el mundillo… hasta ahora. De repente, los Nets ya ni siquiera son un experimento disfuncional cuya caída en picado merece análisis sesudos y bromas hirientes. Son apenas un equipo en busca de identidad y que apunta a caerse de los playoffs del Este (entraron de milagro la pasada primavera) con una plantilla, eso sí, ahora mucho más joven y más barata: 81 millones comprometidos para esta temporada, apenas 45 para la próxima.

Billy King, cada vez más cuestionado en su despacho de general manager, se ha visto obligado a quedarse con el último año de Joe Johnson, casi 25 millones de dólares que estarán en el centro de casi todos los rumores antes del cierre del mercado invernal. Y ha invertido 110 millones en retener a Brook Lopez y Thaddeus Young, un notable juego interior pero no uno que te vaya a llevar demasiado lejos, no sin apenas amenaza exterior, con un backcourt titular formado por Jarrett Jack y Bojan Bogdanovic, con el peligro casi endémico de las lesiones… y con el aterrizaje de un Andrea Bargnani subido en el último tren para el rescate de su decadente carrera NBA. A los que les atrajeron en su día el glamour cosmopolita de Brooklyn y ese roster de Playstation con Garnett, Johnson, Pierce, Deron Williams, Kirilenko y compañía, costará convencerles de que lo más interesante de estos Nets post Deron será la monitorización de la evolución de jóvenes como Donald Sloan, Shane Larkin, Willie Reed, Rondae Hollis-Jefferson o Thomas Robinson, que ha dado ya demasiadas vueltas por la Liga pero tiene todavía 24 años. De ese núcleo quizá comience a vislumbrarse con algo más de claridad un futuro mejor para un equipo ahora mismo en la encrucijada y sin demasiados motivos para el optimismo. No a corto plazo.
Juego exterior

Comienza la era post Deron Williams, un cambio de rumbo enorme por mucho que el base se dejara en los Nets cualquier rastro de la súper estrella que fue en Utah. Además del alivio económico, el estilo de los Nets será forzosamente distinto sin unos sistemas basados en la creación tras los bloqueos de D-Will. De hecho, el gran reto de Lionel Hollins es que este equipo tenga al menos un estilo, ya que su backcourt titular parece uno de los más cuestionables de toda la NBA: Jarrett Jack y Bojan Bogdanovic.

Jack ha jugado sus mejores temporadas como sexto hombre y con un rol de microondas. Ni es un base creativo, lleva dos años sin llegar a las 5 asistencias de media, ni un gran tirador exterior ni un defensor excelso, así que apenas da nivel de base titular en la actual NBA. A su lado, Bogdanovic jugará su segunda temporada tras un año rookie en el que demostró que puede anotar pero también que su velocidad de pies y tensión defensiva son como mínimo cuestionables a ese lado del Atlántico. Shane Larkin seguirá con la búsqueda de su gran oportunidad y habrá que ver cuánto dura en el equipo y con cuánta motivación Joe Johnson, un talento tan exquisito como, a estas alturas, descorazonador. Desde el draft (número 23) llega el interesante alero Rondae Hollis-Jefferson, que puede ganarse muchos minutos porque aportará cosas que no les sobran precisamente a estos Nets: trabajo defensivo e intensidad en el rebote.
Juego interior

El puzzle de los Nets en la zona es interesante, hasta cierto punto confuso y desde luego divertido. La franquicia decidió invertir 110 millones en retener a Brook Lopez y Thaddeus Young, sin duda una buena pareja pero también una atípica en la NBA actual y difícilmente una de la que vaya a surgir el liderazgo que lleve lejos al equipo. El primero es un pívot de indiscutible talento ofensivo pero actitud a veces hierática y problemas casi crónicos con las lesiones. El segundo es un ala-pívot que puede anotar por fuera pero que no encaja exactamente en el perfil de cuatro abierto. Ambos jugaron bien en el tramo final de la temporada pasada y acabaron sumando una media de 31 puntos y casi 14 rebotes por partido.

A partir de ellos, dos jugadores de los que al menos se sabe qué esperar, llega la diversión… o el desastre. Andrea Bargnani es una apuesta de máximo riesgo para un equipo que, bien mirado, no tiene en realidad nada que perder en el corto plazo. La energía que de forma endémica le falta al italiano le sobra a Thomas Robinson, un número 5 de draft con trazas de outsider y que va a jugar con su quinta camiseta NBA en su cuarta temporada en la Liga. Además, Chirs

McCullough llega desde el draft (número 29) y con una lesión de rodilla que retrasará su estreno. Se trata de un jugador con condiciones para ser un ala-pívot productivo: buen físico, talento y muñeca desde la media distancia.
Claves

1. Los Nets necesitan liderazgo, referentes para pensar en un futuro que supere a un pasado confuso y un presente gris. Joe Johnson ya no está para eso y quizá salga traspasado. Se ha invertido fuerte en Lopez y Young, buenos jugadores pero tampoco pilares de primera categoría.

2. En un equipo que mercadeó con sus rondas de draft, Hollis-Jefferson marca la principal inyección de talento joven. Si el número 23 del último draft cuaja en el jugador consistente que debería ser, al menos los Nets tendrán una pieza fiable, de largo recorrido y bajo riesgo económico.

3. En unos Nets que ni van ni vienen hay jugadores que se han acostumbrado a viajar de franquicia en franquicia pero con cualidades para ser útiles. Si el talento de Ellington, la fuerza bruta de Robinson y los centelleos de Larkin cuajaran, el equipo tendría más opciones de otear la octava plaza.
Entrenador: Lionel Hollins

A Hollins le preguntaron por la mayor virtud de estos reformados Nets y contestó con un sincerísimo “no lo sé”. Con 61 años y casi tres décadas de experiencia en banquillos NBA, el caos de la franquicia parece chocar con un técnico de ideas claras que convirtió a los Grizzlies, a los que llevó a la final de Conferencia en 2013, en la máquina de moler huesos que heredó Joerger. Y la pasada temporada, a pesar de ciertas diferencias públicas con algunos jugadores, el equipo se coló en playoffs exprimiendo la mejor versión de Brook Lopez. Ahora, tarea dura, tendrá que dar sentido a un equipo de dirección confusa y del que ya salió malparado un Jason Kidd que después ha triunfado en Milwaukee.
Estrella: Brook Lopez

Las lesiones le han tenido demasiado tiempo en el dique seco, pero en su mejor versión, y los Nets la volvieron a encontrar en el segundo tramo de la pasada temporada, Brook Lopez es uno de los mejores pívots en ataque de la NBA. La defensa ya es otra cuestión muy distinta...


baloncesto.as.com/baloncesto/2015/10/23/nba/1445616050_785527.html
(#1813433)
kako
kako el 30-10-2015 a las 04:53:40

GUÍA NBA | CHARLOTTE HORNETS

Charlotte Hornets: una nueva oportunidad para Michael Jordan y sus chicos3

Charlotte Hornets vive esta temporada con la incertidumbre de la cara que mostrará esta vez: la de los playoffs o la de un equipo que vaga sin rumbo fijo por la competición.

Actualizado: 26 de octubre de 2015 08:38h CET

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El 17 de marzo de 2006 fue un momento histórico para Charlotte Hornets. Michael Jordan, el mejor jugador de todos los tiempos, compró los derechos totales de, en esos momentos, los Bobcats. Un punto de inflexión, se pensó, para una franquicia que ha vagabundeado por la NBA desde su creación en 1998. Sí, vagabundeado. Pues el equipo de Carolina del Norte, donde se ubica la universidad del seis veces campeón de la Liga estadounidense con los Chicago Bulls, ha aparecido sólo en nueve ocasiones en los playoffs en sus 25 temporadas de existencia. Su mejor marca: cuatro semifinales de Conferencia, la última en 2002, y con la estigma de tener el peor balance histórico con aquel 7-59 del curso 2011-12.

Un drama que a pequeños pasos se trata de solucionar. El pasado año, con un equipo resultón, los Hornets se quedaron fuera de los playoffs. Las lesiones no tuvieron clemencia con los chicos de un Steve Clifford que estará por tercera temporada consecutiva en el banquillo, a lo que hay que unir el desacierto en el fichaje clave, Lance Stephenson. De héroe (o antihéroe) en Indiana Pacers a jugador del montón que nunca llegó a conectar ni con grada ni con el resto de sus compañeros. Él dice que fue menospreciado, pero da igual. Ahora, está en los Clippers con Doc Rivers y en Charlotte el proyecto se ha reinventado con, parece, buenos fundamentos.

El ánimo positivo comienza con las elecciones del draft, con Frank 'el tanque' Kaminsky y el escolta de la Universidad de Kentucky Aaron Harrison, y sigue por los buenos movimientos en el mercado. A la salida de Gerarld Henderson, casi una institución en la franquicia (2009-2015), y el prometedor Noah Vonleh, se respondió desde los despachos con la adquisición de Nicolas Batum. Al francés (baluarte ofensivo y defensivo) hay que añadir la renovación de Al Jefferson (jugador franquicia junto al base Kemba Walker), el trade para atar a Jeremy Lamb y los fichajes de Jeremy Lin y Tyler Hansbrough.

¿Qué suma todo ello? Un salto de calidad para un Clifford que tendrá un fondo de armario algo más apañado, lo que significa más descanso y una mayor protección en cuanto a las lesiones, un problema que ya les ha golpeado nada más comenzar la pretemporada en forma de hombro dislocado en Michael Kidd-Gilchrist. El alero, si no hay suerte, se perderá toda la temporada, dejando su evolución en suspenso. Pero incluso sin un jugador que apunta a gran referente defensivo, los Hornets deberían pelear por entrar en playoffs.
Juego exterior

Esta temporada la línea exterior de los Hornets estará marcada por dos claves. Por un lado, Michael Kidd-Gildchrist; y por el otro, Kemba Walker. La lesión del alero, que previsiblemente estará fuera toda la temporada, es un torpedo en la línea de flotación del equipo. Se esperaba que continuara su explosión como jugador en su cuarto año en la NBA. La pasada campaña alcanzó los 10,9 puntos y 5,6 rebotes, las dos mejores referencias estadísticas de su carrera. Ahora, sin él, P.J. Hairston y Marvin Williams son las opciones más fiables para el puesto de alero en la franquicia de Michael Jordan.

Por su parte, Kemba Walker tiene ya poco más que demostrar, pero sí mucho que decir en la NBA. Es el prototipo de base actual. Rápido e intuitivo, es agresivo en las penetraciones aunque debe ser más fiable desde el perímetro (nunca ha llegado al 40% desde la línea de tres). Detrás está Jeremy Lin, en un proceso de asentarse o morir en la Liga. Este año, la presión sobre Walker y su liderazgo exterior descenderán por la llegada de Batum, lo que permitirá al base soltarse, si cabe, un poco más. El francés, recién llegado desde los Blazers, es el fichaje más importante desde Al Jefferson. Capaz en ataque y en defensa, es un alero experimentado en playoffs (ha alcanzado cinco, las mismas que su nueva franquicia en el siglo XX) que compartirá minutos con una de las perlas por explotar de la Liga: Jeremy Lamb.
Juego interior

Si en el perímetro el dueño y señor de las operaciones es Walker, en la zona el rey es Al Jefferson. Once años avalan la experiencia del pívot en una NBA donde es uno de los interiores más productivos. Sabe postear y lanzar a media distancia, aunque es nulo desde el perímetro. Sus números descendieron el año pasado en comparación a su primero en los Hornets, pero se mantuvo cerca de sus medias: 16,6 puntos y 8,4 rebotes. Su aportación ofensiva es una de las armas principales en unos Hornets que la pasada temporada fueron el antepenúltimo equipo en anotación (94,2 por partido) y en asistencias (20,2). Dos lanzas en las costillas que fueron la razón principal para que la franquicia no entrara en los playoffs por el título por segundo año consecutivo (en 2014 cayeron en primer ronda ante los Heat).

La labor de Jefferson debe consistir en hacer avanzar al equipo, mientras sigue de tutor de jugadores como Cody Zeller (23 años) y de un Frank Kaminsky por el que suspiraba Michael Jordan durante el draft. En el desarrollo óptimo de estos dos jugadores reside gran parte del potencial futuro de la franquicia de Carolina del Norte, que ante esta bisoñez también se ha reforzado con la experiencia de Hawes (ex Clippers) y Hansbrough (ex Raptors). Veteranía, que no calidad en mayúsculas, para hacer crecer la intimidación defensiva del equipo, aunque sigue habiendo interrogantes sobre la capacidad total de esta línea.
Claves

1. “Creo que Lin será nuestra mejor incorporación. Tiene una gran comprensión del juego y es un buen pasador”, explicó Michael Jordan sobre un jugador que bajó mucho sus prestaciones desde aquel fenómeno de la Linsanity que arrasó Nueva York. Ahora quiere volver a brillar en el Este.

2. Encadenar más de cinco victorias seguidas fue imposible para los Hornets la pasada temporada, pero no así en cuanto a las derrotas (llegaron a sumar 10 seguidas en el primer mes de competición). La regularidad tiene que ser una de sus bazas para disputar las eliminatorias.

3. Los Hornets tienen la posibilidad de dar un puñetazo en la mesa y asentarse en la zona noble del Este. Existe el potencial para dejar de dar bandazos curso tras curso y, así, obtener una fiabilidad básica para el desarrollo tranquilo de sus jóvenes y un mayor atractivo para contratar.
Entrenador: Steve Clifford

Steve Clifford (Maine, 17 de septiembre de 1954) inicia su tercera temporada en unos Hornets en los que debutó como entrenador principal y a los que cambió de dinámica. El exasistente de los Lakers heredó un equipo desahuciado con un balance de 28-120 en las dos últimas campañas y desde entonces lo tiene 76-88. Un balance negativo derivado del mal año pasado (33-49) que deslució su estreno: 43-39. El retorno a la tendencia del primer curso es la prioridad para un técnico que mantiene el orden defensivo como prioridad y para el que falla el juego exterior (31,8% desde el triple, el peor de la Liga) de un equipo que necesita sentirse importante tras vagar muchos años por el desierto.
Estrella: Kemba Walker

El base del Bronx afronta su cuarta temporada en la NBA sin haber saciado ni un ápice su hambre de gloria. Sus dos premios como Mejor Jugador de la Semana durante la pasada temporada, son un pequeño aperitivo para un jugador eléctrico que debe mejorar su tiro exterior.


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kako
kako el 30-10-2015 a las 04:57:08

GUÍA NBA | CHICAGO BULLS

Chicago Bulls: la eterna búsqueda del regreso a los años dorados.

Es la hora de los Bulls. Tras 27 años sin ganar el anillo, la franquicia de Illinois está ante una de sus grandes oportunidades para recuperar el título de la Liga estadounidense.

Actualizado: 26 de octubre de 2015 07:38h CET

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Dicen que el tiempo cuando no corre, vuela. Así, 17 años pasan en un suspiro. No son ni un pestañeo en la historia humana, pero en la deportiva son toda una vida y Chicago Bulls lleva todo ese tiempo sin alcanzar la gloria final. Desde aquel 14 de junio de 1998 en Utah cuando Jordan selló la sexta bandera de campeón de la franquicia, los de Illinois no han dado con la tecla para conquistar de nuevo el anillo. Y lo han intentado. Nueve entrenadores diferentes, desde Floyd a Thibodeau, pasando por Skiles y Del Negro, han ocupado su banquillo. Hasta hoy, cuando un novato, un ‘universitario’, ha cogido las riendas del equipo de la Ciudad del Viento. Fred Hoiberg es el nuevo arquitecto de un proyecto sin variaciones. Misma columna sin un Thibs que fue sacrificado por el bien (psicológico y físico) de sus jugadores, ya cansados de su disciplina espartana y cuartelaria, y por la negativa a cambiar un estilo propio utradefensivo que ya no era novedad y que fue desmenuzado por los Cavaliers de LeBron James en la semifinales de la Conferencia Este la pasada temporada.

Con la sapiencia de que a un perro viejo no se le pueden enseñar nuevos trucos, Hoiberg se encuentra con la misión trascendental de agitar el ritmo ofensivo del equipo. Su filosofía está clara: rapidez en transición y en estático abrir la cancha con el juego exterior y la penetración como armas vitales en el tosco ecosistema del Este. Y en defensa, esencia Thibodeau. No tanto por quererlo así, si no por las virtudes de sus chicos: unos guerreros incansables. Jimmy Butler y Noah son eso y más. Recuerden, nada de trucos nuevos a un perro viejo.

Y todo ello con, otra vez, la incógnita de Derrick Rose. La eterna pregunta. ¿Volverá a su nivel de aspirante a MVP o no? Ante la duda, todo empieza a gravitar sobre Butler. Decisión casi forzosa pero acertada: el escolta crece a cada temporada. Es una fuente inagotable de recursos que no necesita más presentación que esta. Ahora, otra vez, cuenta con un más que interesante arsenal a su alrededor. A un Pau Gasol que está (de nuevo) en un momento de gracia tras su imperial Eurobasket y a un Nikola Mirotic que no deja de revalorizarse, hay que añadir la más que necesaria y voraz segunda oportunidad del máximo anotador histórico de la NCAA, Doug McDermott, la frescura de Tony Snell, el enérgico potencial del ala-pívot rookie Bobby Portis y la seria veteranía de Mike Dunleavy y Taj Gibson. 17 años no serán nada con un nuevo anillo entre los dedos. Eso está claro.
Juego exterior

La realidad es la siguiente: todo está en suspenso a la espera de que Derrick Rose decida hacer acto de presencia esta temporada en el United Center. Parece difícil, por no decir imposible, pensar que el MVP más joven de la historia de la NBA complete un año entero, pero si lo logra y vuelve a la valentía de antes (penetraciones arriesgadas con un toque circense y una mayor plenitud desde el triple) los Bulls entrarán de forma directa en el Top-5 de claros candidatos al anillo. Porque junto a él está un Jimmy Butler cuya presencia en el campo se agranda con cada paso que da. De los 2,6 puntos de media de su primera campaña a los 20 de la última sólo han pasado ¡cuatro años!

Además, en ese mismo periodo el equipo ha ascendido casi un 20% desde el triple (del 18% de 2011 al 37% de 2015), un arma esencial en la ‘nueva’ NBA y que tendrá un importancia capital en el sistema que va a poner sobre el tapete Hoiberg. El reto es subir el acierto de su perímetro y ponerse a la altura de tres de los cuatro finalistas de las dos Conferencias (sólo los Rockets contaron con menos porcentaje frente al aro). Para ello, Dunleavy (40,7%), Brooks (38,7%), Snell (37,1%), Moore (34,2% y tintes de ser el segundo base del equipo) y, sobre todo, McDermott (31,7%) deberían asumir mayor responsabilidad en un estilo de juego más abierto donde primará el lanzamiento desde el perímetro sobre el también poderoso juego interior del equipo de Illinois.
Juego interior

Al margen de la preferencia por el tiro desde la larga distancia, los Bulls cuenta con uno de los mejores frontcourt de la NBA. Cuatro hombres de primer nivel competirán por ser el preferido del nuevo jefe. Una lucha a la que se puede añadir el interesante rookie Bobby Portis. El asunto de la titularidad será otro año más un tema complejo y difícil de solucionar. Noah (recuperado completamente sus problemas con el tobillo) y Gasol parten con ventaja, pero Mirotic tiene sus acciones por las nubes y Gibson, si está al 100%, siempre está a la espera, con el rencor por no acaparar nunca un hueco en el cinco inicial a flor de piel. Pero, ¿cuál es la mejor opción?

Durante el curso pasado las diferentes combinaciones arrojaban la siguiente eficiencia total en puntos por cada cien posesiones (diferencia entre la eficiencia ofensiva y defensiva): +4,8 (666 minutos juntos) Mirotic-Gibson, +4,8 (579) Mirotic-Noah, +4,4 (653) Mirotic-Gasol, +3,5 (870) Gibson-Gasol, +2,8 (1.258) Noah-Gasol y -7,4 (421) Gibson-Noah. Además, a estos datos, que dan a Mirotic buena relación con cualquiera, hay que añadir algo más que favorece al hispanomontenegrino: es, al margen de la muñeca desde la media distancia de Gasol, el mejor lanzador de triples de los cuatro. La decisión será complicada, pero todo hace apuntar a la repetición de la pareja en la zona de la pasada campaña por la intensidad defensiva del francés y la autoridad en ataque del pívot español.
Claves

1. La relación Butler-Rose es vital. Ambos son el alma de los Bulls y gran parte de las aspiraciones del equipo pasan por su buena conexión. Algo que no parece estar en su mejor momento, ya que tras la eliminación ante los Cavs en playoffs se habló de un distanciamiento entre ambos.

2. La piedra en el zapato durante todo el pasado año para los Bulls fueron las lesiones. El equipo que entrenaba Tom Thibodeau sufrió una maldición que destrozó a un quinteto titular cuyos integrantes sólo pudieron jugar juntos 21 de los 82 partidos de la Temporada Regular.

3. La veteranía es un grado. Da inteligencia y conocimiento, y es la diferencia para pasar de aspirante segundón a candidato preferencial. Y los Bulls van sobrados de eso. Gasol y Dunleavy (35) lideran a un grupo de treintañeros (Noah, Brooks y Gibson) con muchas batallas a sus espaldas. Eso sí, el físico debe acompañar… y eso no es un tema menor.
Entrenador: Fred Hoiberg

“Es la persona correcta para maximizar el potencial del equipo”. Con estas palabras, Gar Forman (mánager general) presentó a Fred Hoiberg como nuevo entrenador de la franquicia. Alabanzas que se pueden convertir en un arma de doble fila para el exentrenador de Iowa State (cinco temporadas). Una presión que el trató de minizar en su debut ante los micrófonos. “Voy a tener la misma que cuando acepté el trabajo en Iowa”, confesó tiempo atrás el exjugador de Pacers, Timberwolves y Bulls, su nuevo banquillo, cuya carrera estuvo marcada por los problemas con el corazón (ha pasado por dos operaciones) y cuyo estilo de juego se espera más ofensivo y vistoso que el de Thibodeau.
Estrella: Jimmy Butler

El mundo continúa su movimiento con o sin Derrick Rose y Butler le ha robado al base todos los focos de atención. El escolta es un jugador multidimensional, no solo un hombre defensivo de coraje y esfuerzo extrahumano. Penetra y lanza. Un todoterreno de altas prestaciones.


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kako
kako el 30-10-2015 a las 05:00:30

GUÍA NBA | CLEVELAND CAVALIERS

Cavaliers: Cleveland quiere dejar ya de ser la ciudad maldita.

En junio, los Cavaliers se quedaron a dos triunfos del anillo a pesar de una plaga casi bíblica de lesiones. Con todos a punto, son sin duda uno de los grandes favoritos.

Actualizado: 26 de octubre de 2015 07:38h CET

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Kevin Love se lesionó en primera ronda de playoffs ante los Celtics. Kyrie Irving, en el primer partido de la final. Y sin ellos, dos tercios del nuevo big three de LeBron, los Cavaliers se quedaron a sólo dos triunfos de su primer anillo de campeones tras una final en la que llegaron a tener 1-2, y con caras de profunda preocupación, a unos Warriors pluscuamperfectos que supieron recuperar el pulso para enlazar tres triunfo seguidos: la gloria.

La final dejó un inevitable aroma a “qué hubiera pasado si…”, hasta tal punto que, en las casas de apuestas, los Cavaliers eran favoritos para el anillo 2016 cuando los Warriors estaban celebrando el de 2015. Flotaba en el ambiente el esfuerzo hercúleo de LeBron ante un rival superior. Un LeBron que suma cuatro derrotas en seis viajes a las Finales, cinco de ellos seguidos para una certeza ya absoluta: su equipo es un año más muy favorito para ser campeón del Este, con él como absoluta vara de medir en el lado del Atlántico, pero su legado no se puede permitir más finales perdidas cuando se debate, y ya es inevitable hacerlo, su lugar entre los grandes de la historia. Más: Lebron ha jugado ya doce extenuantes temporadas NBA (911 partidos de Regular Season y, dato fundamental, 178 de playoffs). En diciembre cumple 31 años y, aunque obviamente es mucho más que una prodigiosa montaña de músculo, su juego depende mucho de su habitual superioridad física. LeBron, en definitiva, no debería dejar escapar muchas más oportunidades en su recurrente sudoku: prolongar su dictadura en el Este y prepararse para el gigante descomunal que inevitablemente llegará a la Final desde la Costa Oeste.

Lo que resulta evidente es que los Cavs tienen la mano ganadora en su Conferencia y uno de los mejores equipos de la NBA. También el más caro de la historia. La renovación de Tristan Thompson (82 millones por cinco años), pone a los de Ohio por encima de los 112 millones de dólares en salarios para la próxima temporada, más de lo que pagaron sin contar impuesto aquellos Nets de Pierce, Garnett, Brook Lopez, Joe Johnson y Deron Williams. Con el salary cap en 70 kilos, la cifra total con el impuesto incluido supera los 186.

Más presión para LeBron y sobre todo para David Blatt aunque, siempre es así, todo se dará por bueno si finalmente llega el soñado título. Para eso han aterrizado dos veteranos como Richard Jefferson y un Mo Williams que puede tener un rol importante desde el banquillo.
Juego exterior

Los Cavaliers empiezan y acaban en LeBron James, que juega de base-escolta-alero-ala pívot según las necesidades del equipo y el partido. Blatt trató de instalar un ataque colectivo y móvil que pasó a depender en exceso del Rey hasta que se reencontró con una brillante circulación de balón y distribución de espacios. La optimización de LeBron es obvia: rodearle de tiradores y dejarle espacio en la zona más allá de un pívot que sepa continuar con energía los bloqueos (Mozgov). Dicho todo esto, el mejor jugador de la Liga cuenta como principal escudero con Kyrie Irving, a su vez uno de los mejores bases de la NBA y que dejó claro en el primer partido de la pasada final que, a pesar de los malos años colectivos que precedieron al regreso de LeBron, es también un competidor salvaje. Irving es un demonio en el uno contra uno y una válvula de escape ideal para un ataque que sin él resulta mucho más unidimensional.

El resto de la rotación exterior está formada por piezas que funcionan si están bien ensambladas y bien utilizadas: Shumpert defiende y anota tiros liberados, Dellavedova es un jugador limitado pero duro de roer y JR Smith derrocha talento pero también unas deficiencias anímicas que le dejaron en fuera de juego ante los Warriors y cuando más le necesitaba un equipo que boqueaba sin apenas respuestas ofensivas. Mo Williams llega como base veterano y tirador: otro jugador muy aprovechable.
Juego interior

Si los Cavaliers realmente quieren competir en igualdad de condiciones con los gigantes del Oeste, necesitan profundidad y estabilidad de su juego interior. Y rebote, uno de sus puntos débiles la temporada pasada. La recuperación de Kevin Love es la obvia buena noticia entre las dudas que generan el regreso del híper profesional Varejao (33 años muy castigados por las lesiones) y la millonada (82x5) que se va a embolsar Tristan Thompson, un obrero de las zonas al que LeBron quería a su lado a toda costa y cuyo nuevo contrato (literalmente: a toda costa) dispara el payroll de los Cavs a números insostenibles más allá del corto plazo. Para la franquicia, muy hipotecada con los salarios de sus súper estrellas, valen más la estabilidad del vestuario y la sonrisa de LeBron que las cualidades del canadiense: sudor, músculo y tan poca sensibilidad con la bola en las manos como imán para capturar rebotes de ataque.

Asumiendo que LeBron jugará muchos minutos como ala-pívot, real o falso en quintetos pequeños, los Cavs cuentan con la eficacia de Mozgov y la baza de Kevin Love, ideal para aligerar el tráfico en la zona y abrir espacios al propio LeBron y a Irving, un penetrador letal. Tras una difícil adaptación después de ejercer de indiscutible jugador franquicia en los Timberwolves, su reconversión en un escudero de nivel All Star es otra de las grandes bazas de crecimiento de estos absolutamente lujosos Cavaliers.
Claves

1. Durante la pasada campaña, los Cavaliers atacaron muy bien en cuanto llegaron Smith, Mozgov y Shumpert, y defendieron bien en playoffs. Si unen ambas cosas con consistencia, defensa y ataque, serán todavía más temibles. Y más si David Blatt asienta su algo irregular autoridad sobre el grupo.

2. En la final, a los Cavs les faltaron playmakers, jugadores capaces de generarse sus puntos más allá de lo que producía LeBron. Para eso necesitan, obviamente, que Love y sobre todo Irving se mantengan sanos. Y que funcione Mo Williams, un fichaje que les puede resultar muy productivo.

3. Es obvio: LeBron James. Es el alfa y omega de estos Cavaliers, sus Cavaliers, y todas las cuentas que sitúan al equipo como uno de los grandes favoritos al anillo pasan porque el alero-base-escolta-ala pívot se mantenga en su nivel. Que es, simplemente, el de uno de los mejores de la historia.
Entrenador: David Blatt

Tras triunfar en Europa, Blatt llegó a la NBA como avanzadilla en cargo de head coach del baloncesto FIBA y arrancando casi desde cero. Después, lo que iba a ser una franquicia en reconstrucción se convirtió en instantánea aspirante al anillo con la llegada de LeBron y Love. Blatt sorteó un año muy difícil, en el que se cuestionó su ascendencia sobre sus estrellas y en el que tuvo que cambiar de hoja de ruta sobre la marcha, con un pie fuera cuando la cosa estaba 19-20 casi a mitad de temporada. Las piezas encajaron y los Cavaliers se quedaron a dos triunfos del anillo: bendición para un técnico que, derechos y deberes de entrenar a LeBron, será cuestionado en cuanto su equipo no tenga aroma a campeón.
Estrella: LeBron James

El mejor jugador de su generación y ya uno de los grandes de la historia jugará con ganas de venganza tras dos finales seguidas entregadas a Spurs y Warriors. En total, cuatro perdidas en seis intentos. Una cifra que su legado no se puede permitir. El Rey quiere más. Mucho más.


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kako
kako el 30-10-2015 a las 05:03:58

GUÍA NBA | DALLAS MAVERICKS

Dallas Mavericks: cómo echar de menos a quien nunca estuvo aquí.

El desplante final de DeAndre Jordan a los Maverciks, marcó la configuración de una plantilla que pasó de aspirante al anillo con el pívot a tener un proyecto cojo sin él.

Actualizado: 26 de octubre de 2015 07:40h CET

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Dice una estrofa de una vieja canción de Joaquín Sabina que «no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió». Con la querencia que tienen en los Mavericks por la música y los videoclips igual era bueno que alguien se la mandara y montaran algo porque, la verdad, es muy difícil definir mejor el estado de la franquicia tras el fiasco DeAndre Jordan que a través de esa frase.

Y es que en Dallas se han quedado en estado de shock tras lo que sucedió este verano. El equipo puso toda la carne en el asador por contratar a DeAndre Jordan. El pívot salía al mercado, nos contaron, harto de los Clippers y de Chris Paul, con el que no parecía llevarse bien. El propio Chandler Parsons en persona, convertido en jugador-reclutador-animador de fiestas, le convenció para firmar por los Mavericks y, así, ser aspirantes al anillo.

El plan tenía toda la lógica del mundo. Una plantilla sin un verdadero referente interior, tampoco en el lado defensivo del juego, añadía la pieza esencial para ensamblar el, por otra parte, muy talentoso y con capacidad de anotación grupo. Jordan no se lo pensó mucho, dijo que sí, apretó la mano del dueño de los Mavs, Mark Cuban, y asunto arreglado. Parecía...

Pues no, porque no contaban en Texas con la astucia de los jugadores de los Clippers. En una memorable tarde, en la que Twitter y los emojis jugaron un papel digno de la mejor sitcom que se me venga a la cabeza, con Blake Griffin y Paul Pierce a la cabeza, los de Los Angeles se encerraron en casa de DeAndre, le convencieron para volver con ellos, firmar un nuevo contrato y pelillos a la mar. Más allá de las risas, lo cierto es que la tortilla giró por completo y mientras los Clippers volvían a ser un señor equipo, los Mavericks se quedaban a la deriva sin su referente interior y con un proyecto cojo se mire por donde se mire.

Siempre ha dicho Mark Cuban que no tiene sentido estar en la tierra media en la NBA, que o se es muy bueno para aspirar a ganar el anillo o se es muy malo para aspirar a conseguir buenos jugadores en el draft. Eso no es verdad del todo, como demuestran innumerables ejemplos, pero lo cierto es que su equipo se ha quedado justo donde más odia, y no puede hacer gran cosa para cambiar esa situación a corto plazo.

Y más teniendo en cuenta que se va a quedar con la rabia de no poder ofrecerle una plantilla a Dirk Nowitzki como para poder soñar con ganar un segundo título en sus últimos años en la Liga.
Juego exterior

Los Mavs han hecho una apuesta enorme para renovar su juego exterior. Tanto que quizás parece algo exagerado y que podría causarles problemas en el futuro. Me refiero a los más de 70 millones de dólares que le han soltado a Wesley Matthews por cuatro años. Es cierto que la temporada que viene, con la llegada del dinero de las televisiones y el consiguiente aumento del espacio salarial para los equipos, podría parecer un contrato no tan desorbitado como lo parece hoy pero, leñe, setenta millones por Wesley Matthews... Además, han decidido ser los que creen que Deron Williams puede volver a ser un buen jugador en esta liga; es cierto que aquí el dinero es algo abarcable, pues 11 millones de dólares por dos años no es nada, pero también es verdad que poca gente en la liga sigue creyendo en Deron como jugador viable. Tras ellos dos aparecen viejos conocidos de la afición, sirva el cliché, como J.J. Barea, Devin Harris y Raymond Felton que miedo, miedo, lo que se dice miedo, no dan. En el mejor de los escenarios posibles Matthews vuelve de su lesión, porque además ha tenido una grave lesión, y cumple como para merecerse todo ese dinero, y entre todos los demás son capaces de sumar algunos buenos instantes como para no andar como locos buscando un base en el próximo draft que, al menos desde hoy, es toda la sensación que da este grupo lleno de jugadores fronterizos que ya pasaron su mejor época.
Juego interior

Hay que decir que hay un factor extraño en esta rotación que puede hacer que el juego exterior brille con luz propia a pesar de que es muy probable que sea en el juego interior donde más aporte. Se trata de Chandler Parsons, que es uno de esos nuevos 3-4, jugadores con buen tiro y movilidad que, sin embargo, son llamados a jugar de 4 en quintetos pequeños y en las que los pivots apenas cuenten. Parsons es uno de esos, de los versátiles, y estoy convencido de que Carlisle va a tratar de explotarlo de la manera más imaginativa posible. Cuando no tienes el talento hay que ganarles confundiéndolos. Dirk Nowitzki seguirá dejando su maestría en la cancha un año más, y que dure, pero está por ver cual es su nivel real para estos últimos años en los que no se le puede usar ni con la asiduidad ni con la intensidad de antaño. El verdadero drama está en el puesto de pivot donde, tras el fiasco de DeAndre Jordan ficharon a , pásmense, McGee, esa clase de jugadores que le dejan a uno sin palabras, pero por nada bueno. Dalembert, Pachulia, Villanueva... es muy difícil confiar en un equipo que presenta a tantos jugadores que han sido protagonistas de momentos desafortunados y que, en general, están lejos de sus mejores días. Unos mejores días que, para más inri, tampoco fueron gran cosa. La descompensación de esta plantilla parece evidente, y eso no hace augurar gran cosa para su temporada, máxime en una división que presenta un juego interior de los de asustar.
Claves

1. El verdadero estado de Deron Williams. Nadie espera mucho de él, pero no podemos olvidar que no hace tanto tiempo estaba en conversaciones sobre si era el mejor base de la Liga o no. Es el segundo experimento consecutivo de recuperación de un gran base que se vive en Dallas tras Rondo.

2. La capacidad de Chandler Parsons para jugar por fuera y por dentro, para ser el pegamento de todo un ataque y para ordenar a la defensa. Casi nada. Con el actual esquema de plantilla, Parsons se convierte en fundamental para Rick Carlisle en todos los ámbitos.

3. El estado de salud de Wesley Matthews. El jugador se rompió el talón de Aquiles en su último año con los Blazers y es una incógnita el nivel al que volverá. Por supuesto, los Mavericks no tendrán prisa alguna con él, que le han firmado setenta millones (no se me va de la cabeza) por cuatro años.
Entrenador: Rick Carlisle

Rick Carlisle es uno de los tipos más respetados de los banquillos de la NBA. Se distingue por una enorme capacidad táctica en medio de los partidos, pero tampoco es desdeñable que sus equipos saben jugar a esto muy bien. La primera noticia que tuvimos de él fue en la creación de aquellos magníficos Pistons que acabaron llevándose el título en el año 2004, aunque el que se quedó con los laureles fue Larry Brown. En Dallas parece completamente asentado y en perfecta sintonía tanto con sus superiores como con sus jugadores, algo nada fácil. El año pasado tuvo que torear con el fenómeno Rajon Rondo, siempre un dolor de cabeza, y salió con matrícula de envite. Ahora tiene en sus manos una plantilla que no es tan talentosa como las del pasado.
Estrella: Dirk Nowitzki

El alemán Dirk Nowitzki volverá, una temporada más (y ya van 18 en la NBA), a ser el líder de Dallas Mavericks. Siempre fiable, el ala-pívot es considerado para la gran mayoría de aficionados como el mejor extranjero en la historia de la Liga estadounidense.


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kako
kako el 30-10-2015 a las 05:08:02

GUÍA NBA | DENVER NUGGETS

Denver Nuggets: un proceso de reconstrucción sin defensa.

De la esperanza en el buen funcionamiento de Mudiay y en la calidad de Gallinari depende gran parte del porvenir de un franquicia que mira más al futuro que al presente.

Actualizado: 26 de octubre de 2015 07:42h CET

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Hay una creencia extendida por la Liga: para reconstruirse es necesario ser muy malo antes. Que lo piense mucha gente no significa que sea verdad, y hay tantos casos que demuestran la falsedad de la afirmación que resulta hasta aburrido nombrarlos. Pero sí que hay una verdad esencial que suele ser común a los equipos que, en reconstrucción, consiguen salir del pozo: han conseguido una gran pieza en el draft y son capaces de defender bien cada noche. En Denver puede que tengan de lo primero, pero no de lo segundo.

Es una lástima lo que le ocurrió a este equipo. Hace tres años eran uno de los grupos más excitantes del Oeste (ahí es nada) y nos tenían enamorados. Un grupo de descarados, sin rango de estrella, con funcionamiento coral, que ganaban partidos y hacían vídeos divertidos en el vestuario. Pero Danilo Gallinari se partió los ligamentos de la rodilla y, con ellos, se deshizo el proyecto. Cayeron, de forma consecutiva, el mánager general, Ujiri, el entrenador, George Karl, y piezas importantes como Timofey Mozgov y Aaron Afflalo fueron traspasadas por primeras rondas, señal clara de “cuidado, se reconstruye”. Tras ellos cayó el sucesor de Karl, Brian Shaw, consumido por un equipo que no defendía, que no quería el triángulo ofensivo pues estaban más dotados para correr, y por una relación venenosa con los jugadores. Ty Lawson, penúltima de las piezas de aquel grupo, dijo adiós este verano por poco más de una bolsa de pipas y un condón usado debido a sus problemas con el alcohol.

Los restos del naufragio, no obstante, podrían servir para hacer una barca de supervivencia bastante decente. Gallinari, Chandler y Faried permanecen todavía en la plantilla. Todos tienen sus problemas, pero todos han mostrado alguna vez que saben jugar a esto. Como decía al principio, mezclarlos da un montón de problemas en defensa, y es ahí donde el nuevo entrenador, Mike Malone, encontrará su primer gran reto. Es por ahí por donde pueden comenzar a desangrarse en lo que podría ser otra temporada anodina.

Sin embargo, la esperanza de haber encontrado una joya en el draft también está presente, y a eso deben agarrarse. Enmanuel Mudiay, tipo que prefirió ser profesional en China antes que la NCAA, tiene enamorada a la franquicia. Es su elección la que permitió el traspaso de Lawson y la acumulación de más primeras rondas. Porque reconstruir es un proceso duro y desagradable en la NBA, pero se ve con otro cristal si es que tienes la piedra fundacional del futuro. Y nadie sabe si la tienen en Denver, pero con esa esperanza afrontan el año. Algo es algo.
Juego exterior

A nadie le va a pillar por sorpresa que Enmanuel Mudiay vaya a ser uno de los rookies que más minutos juegue esta temporada. Si las lesiones le respetan estará en la cancha mucho rato porque, en esencia, de eso va a ir la temporada de Denver Nuggets, de desarrollar y dar confianza al que creen que es la pieza esencial de su futuro. El jugador es un base alto, no tan explosivo como las recientes estrellas en la posición o como aquellos que han sido elegidos en el draft tan arriba en los últimos tiempos, pero tiene movimientos que hacen soñar al más pintado. Es cierto que, de momento, comete una enorme cantidad de pérdidas de balón, algo con lo que vivirá toda la campaña debido a la cantidad de balón que tendrá y a su inexperiencia, pero no lo descartéis como candidato a Rookie del Año. Le acompañará Gary Harris, tipo de segundo año que defraudó un tanto en la pasada campaña pues en Michigan State había sido un muy buen base, y el veterano Randy Foye, junto a Jameer Nelson y Mike Miller, para tener alguien ahí que sepa donde están los mejores restaurantes de las ciudades con equipos NBA. Clave será también la posición de Wilson Chandler como tres; es difícil imaginar que pueda volver a mostrar su mejor nivel pero, si Mike Malone consiguiese ese milagro, este equipo podría cambiar mucho. Su capacidad de anotación, su gran presencia física, es de esas cosas que no ofrece el mercado.
Juego interior

Quiero detenerme un poco a hablar de Danilo Gallinari. Me parece obvio que en esta nueva NBA, y con los problemas que tiene la plantilla de los Nuggets en el puesto de ala-pivot, Gallo va a tener muchos minutos como interior abierto. Me parece un acierto. Sé de sobra que eso va a generar problemas defensivos contra gente más poderosa y acostumbrada a la pintura, pero lo cierto es que la alternativa es poner a Kenneth Faried ahí y, entonces, el problema para defender la zona se multiplica al tener boquetes tanto en el puesto de tres como en el de cuatro. Y es que Faried puede estar viviendo sus últimos días en las Rocosas. No creo que tenga sitio de titular, en el caso de que el italiano ocupe el rol que describo, y como reserva no tiene ni la mitad de impacto, ya de por sí limitado, que exhibe con mucho volumen de minutos en cancha.

Además, si se está reconstruyendo, puede ser justo Faried la pieza que sobra, pues es un complemento ideal de un equipo ya montado que requiera de una presencia y una agresividad que aporte un plus, una guinda si se quiere.Pero no es parte fundamental de la construcción de una química y una relación entre jugadores jóvenes talentosos y veteranos, ni es capaz de anotar cada noche para que el barco no se hunda en aguas procelosas; Que las habrá, y muchas. Jusuf Nurkic tiene todas las papeletas para ser el pívot que cierre el quinteto titular.
Claves

1. El estado físico de Wilson Chandler y Gallinari. Ambos han recibido sendas extensiones de contrato, que indican que la franquicia cuenta con ellos para que esta travesía del desierto sea lo menos árida posible. Y lo será en caso de que puedan volver a un nivel similar al del año 2013.

2. La madurez de Enmanuel Mudiay. En un momento dado, el chico llegó a ser nombrado como posible número uno del draft 2015. Su marcha a China hizo que fuese menos seguido, por lo que es una incógnita mayor que la de sus principales compañeros de promoción.

3. Kenneth Faried. Con toda su energía y toda su actitud, el ala-pívot no evitó ser un problema defensivo para Denver Nuggets la temporada pasada. Aún tiene cartel en la Liga, por lo que es probable que no falten novias si se busca un traspaso en un futuro no muy lejano.
Entrenador: Mike Malone

Mike Malone ha aterrizado de pie tras su extraño despido de los Kings. Sorprendió en la Liga, y mucho, que fuera relevado de su cargo pues su trabajo de mejora y conjunción de una plantilla deslabazada y en construcción estaba siendo más que notable. De hecho, su despido fue tomado como un signo del mal funcionamiento de los Kings y no como un signo de incompetencia del entrenador. Por eso ha encontrado trabajo en la Liga, algo que no es sencillo tras «fracasar». En Denver tendrá un objetivo similar, que es el de construir equipo a través de un rookie, Mudiay, y en conseguir que la defensa de los Nuggets no de tanta lástima como pueda parecer sobre el papel que va a dar.
Estrella: Danilo Gallinari

Il Gallo es una joya. El italiano está capacitado para jugar por dentro y por fuera de la zona, con un desparpajo y una calidad que enamoran a todos los aficionados al baloncesto. Es clave en estos Nuggets que buscan una inspiración para brillar en la NBA esta temporada.


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GUÍA NBA | DETROIT PISTONS

Detroit Pistons: las prisas por ganar de Stan Van Gundy.

Los Pistons de Stan Van Gundy ya se han cansado de esperar mejores tiempos y, mezclando jóvenes y veteranos, han hecho una plantilla para ser competitivos.

Actualizado: 26 de octubre de 2015 09:11h CET

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Para un equipo que lleva tanto tiempo sin meterse en playoffs, en concreto desde el año 2009, los Pistons viven en una extraña calma. Para un equipo que vive en una extraña calma, las prisas por ganar ya resultan sorprendentes.

El anterior párrafo puede parecer incoherente así que voy a tratar de explicarme. El año pasado comenzó una nueva era en los Pistons. Siempre lo parece cuando se cambia de entrenador, y así sucedió con el fichaje de Stan Van Gundy. Pero en la franquicia los cambios fueron más profundos que eso. Al gran bigotón se le ofrecieron las llaves del reino sin cortapisas. Además de entrenador se le nombró mánager general, con un enorme contrato de siete millones de dólares anuales por un lustro. Eso fue lo que se necesitó para convencer a un hombre famoso por haber dicho que no quería trabajar en el medioeste americano porque él vivía en Orlando y era capaz de leer, con soltura, un parte meteorólogico. Meterle en Detroit, con esa plantilla que había, y con el frío que hace, necesito de ese esfuerzo. Y al aceptar el cargo todo cambió: el equipo era de él para hacer y deshacer. Para lo bueno y para lo malo.

Eso implica que no hay prisa. No puede haberla al apostar tan fuerte y a tan largo plazo. Nadie va a pedir su cabeza si el equipo vuelve a perder muchos partidos.

Y, sin embargo, ha sido el propio Van Gundy, el mánager general y no el entrenador, el que ha decidido que no se puede esperar más y que es hora de poner números debajo de la columna de las victorias aunque sea a costa de no tener ese brillante futuro, esa Arcadia, que espera a los equipos que son muy malos en la NBA y que sueñan con rondas del draft como tú sueñas con Scarlett Johansson. Por ejemplo.

Por eso ha llenado la plantilla de veteranos. Suele pasarse por alto al analizar equipos de NBA su importancia. Ir fichando por un salario medio a jornaleros clásicos de la Liga puede acabar dándote una plantilla de profesionales que en las largas noches de invierno te ganen en ciudades inhóspitas con mitad de entrada en el pabellón y sólo la televisión regional haciéndote caso, esos partidos en los que las jóvenes promesas se aburren de su profesión.

No parece el mejor plan posible para aspirar al anillo, pero es una aproximación diferente al resto y, visto lo visto, en Detroit ya se iba necesitando pasar página de tanta espera. El hecho de perder a Greg Monroe en la agencia libre seguro que ha tenido que ver con esta apuesta porque ¿para qué esperar a que se desarrollen los jugadores drafteados si luego se te acaban marchando?
Juego exterior

El principal problema de la estructura del equipo es que cuenta con dos bases que en teoría parecen incompatibles. Reggie Jackson llegó en la fecha del límite de traspasos del año pasado porque Brandon Jennings estaba lesionado y el equipo andaba desnortado. Pero en esta offseason se le ha renovado por un buen dinero y, ahora ambos conviven y pelearán por la bola. Para el juego que pretende hacer Van Gundy, de uso intensivo de la pintura, es probable que Jackson, en teoría mejor tirador pero menos creativo, pudiera parecer la mejor opción, pero si Jennings sigue en la plantilla es porque tiene opciones. Los puestos de escolta y alero van a depender de como evolucionen dos jóvenes jugadores: Kentavious Caldwell-Pope y el rookie Stanley Johnson, sobre el que se tiene gran fe. Jodie Meeks tendrá el rol de tirador puro por el que tanto suspiraba el entrenador la pasada campaña, cuando la sobredosis de centímetros en el interior ahogaba todo el juego del equipo; de hecho, está por ver cuál es el uso que se le da a Marcus Morris, si como jugador exterior o interior, tras el notable fracaso de otro alto con querencia al tiro lejano como Josh Smith, al que está prohibido nombrar en el estado de Michigan. Otra de las incógnitas es el nivel físico de Danny Granger y saber si le queda algo de valor para la NBA; es muy probable que esté ante su última oportunidad, caso de no aprovecharla.
Juego interior

No existen dudas al respecto: el centro del juego del equipo es Andre Drummond. El año pasado, aún con Greg Monroe en plantilla, ya era muy evidente esta querencia. De hecho, es probable que la misma ayudase a que Monroe ni escuchase la oferta que le preparó Van Gundy y huyese lo antes que pudo de Detroit. Ya sea por este motivo, o porque de verdad el entrenador así lo cree, Drummond ha pasado a ser el punto de inicio y final del grupo. Para ayudarle en su desarrollo, para hacerle la vida más fácil, se le ha rodeado de un montón de gente en la pintura que puede, y debe, hacer lo que él no hace, que no es otra cosa que intentar anotar con mayor facilidad a algunos metros del aro. Ersan Ilyasova, Aaron Baynes y Marcus Morris han llegado con esa clara misión de complementar a la bestia de los rebotes y los tapones, al dominador de la zona en el que quieren convertir a Andre. Un veteranazo como Joel Anthony le servirá como reserva los minutos en los que necesite descansar que, visto lo visto, no van a a ser muchos. Se ha dicho, y tiene pinta de ser verdad, que Van Gundy quiere replicar el éxito que tuvo en los Magic cuando Howard dominaba la Liga; es obvio que Drummond no tiene ese nivel, pero sí el potencial para ser una fuerza diferencial en el Este aunque sólo sea por la diferente aproximación al juego que van a tener estos Pistons con respecto a los equipos más ligeros y tiradores de la actualidad.
Claves

1. El juego centrado en un pívot puro es una rareza en la actual NBA, y más aún si el jugador en cuestión es de corte defensivo. Ver hasta qué punto este modelo puede funcionar es la principal clave para saber si la temporada de los Pistons es exitosa o no pues el balón pasará mucho por sus manos.

2. La coexistencia de Jackson y Jennings. Ambos necesitan el balón para lucirse y para ser la mejor versión de sí mismos. Pero parece ser que se seguirá jugando con una sola pelota por lo que tarde o temprano aparecerán los roces. La gestión de sus egos, clave para una temporada tranquila.

3. La aportación de los buenos profesionales que se han añadido a la plantilla. Los equipos en construcción suelen estar faltos de referencias sensatas y que sepan vivir en el día a día de la NBA. Eso no ocurrirá este año en los Pistons con un roster equilibrado en cuanto a veteranía y juventud.
Entrenador: Stan Van Gundy

Stan Van Gundy tiene muy claro lo que quiere para su equipo: rodear a Andre Drummond de tiradores que espacien el campo y llenar el vestuario de figuras veteranas y profesionales que le aseguren un rendimiento estable cada noche. No ha dudado a la hora de, probablemente, sobrepagar para tener a su disposición a tipos como Aaron Baynes o Ersan Ilyasova, pero eso indica a las claras la dirección que persigue. Tras el mal final de su experiencia en Orlando, así como el mal final de su experiencia en Miami, superado por las figuras de superioridad de Dwight Howard y Pat Riley, respectivamente, se ha metido en esta aventura con los Pistons porque tiene total libertad y la total confianza del organigrama de la franquicia para hacer y deshacer a su gusto. Todo apunta a que estará muchos años en Detroit.
Estrella: Andre Drummond

Primero remarquemos que tiene 22 años y ahora quédense asombrados con su papel la pasada temporada: segundo máximo reboteador del campeonato con 13,5 capturas por noche y plata, también, en dobles-dobles tras Pau Gasol al llegar a los 48. Casi nada.


baloncesto.as.com/baloncesto/2015/10/23/nba/1445623167_663069.html

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