Este martes se cumple medio siglo del estreno del Betis en competiciones europeas, aunque, por desgracia, el descenso a Segunda división impedirá una celebración de la efeméride como se merece: sellando de nuevo el pasaporte.
El hito fue en la primera eliminatoria de la Copa de Ferias de la 64/65, a la que la escuadra de las trece barras llegaba tras haber completado con sobresaliente la temporada anterior, en la que el equipo había logrado la tercera plaza liguera, su mejor clasificación desde aquel mítico título de la 34/35. De este modo, los heliopolitanos lograron su pase al por entonces segundo torneo europeo de clubes y precedente histórico de la UEFA, pese a que este organismo jamás lo reconociera como oficial, al no depender de él, sino de la FIFA. Es más, incluso, sustituyó el torneo por la Copa de la UEFA en 1971, acabando con él.
Los verdiblancos afrontaban con muchísima ilusión su primera incursión internacional. Para ello, se habían reforzado con todo un histórico del fútbol español como Enrique Mateos, así como con Aparicio, Azcárate, Carmet, Frasco, López Hidalgo, Antón, Breval, Garrido, Guerra y Asenjo. Por el contrario, el plantel también sufrió bajas importantes, como las de Aragonés, Martínez, Colo, Kuszmann, Campos, Portilla, Senekowitsch, Areta, Liert y Castro. Su rival en el cruce europeo que abría estos cincuenta años sería el Stade Français, un conjunto que había salvado el descenso por tan sólo un punto, pero que entró en la Copa de Ferias debido a que su ciudad, París, celebraba una importante feria de muestras, requisito indispensable para optar a una plaza en esta competición tan peculiar.
Así las cosas, el 9 de septiembre de 1964, ambos conjuntos se vieron las caras sobre el césped del Benito Villamarín. Entonces, los béticos, dirigidos por Luis Hon, que había tomado el relevo de Domingo Balmanya, presentaron una alineación formada por: Pepín, Paquito, Ríos, Aparicio, Suárez, López Hidalgo, Frasco, Breval, Rogelio, Azcárate y Ansola. Por su parte, los pupilos de Henri Priami se presentaron con: Carnus, Stasiak, Trusias, Bacconier, Bacquet, Stako, Berange, Peri, Fefeu, Portier y Alba.
Con este panorama, los verdiblancos partían como favoritos, sobre todo tras llevarse el Trofeo Carranza, dejando en el camino a Boca Juniors y Benfica. Por ello, no es de extrañar que ellos fueran los que llevasen la iniciativa en un encuentro que resultó demasiado aburrido y en el que las ocasiones brillaron por su ausencia en el primer tiempo, que finalizó con empate a cero en el marcador. Según cuentan las crónicas, la escuadra de las trece barras se resintió de la baja de Bosch, a quien sustituyó un Frasco que cumplió, pero que no supo llevar la manija como el catalán.
Este hecho restó potencial ofensivo a los heliopolitanos, puesto que Ansola estuvo muy desasistido y sólo las apariciones de Rogelio, a ráfagas, crearon peligro. Y, precisamente, de las botas del coriano, justo al inicio del segundo tiempo, llegó el primer tanto bético en Europa: no había transcurrido ni un minuto cuando él robó un balón a Stako y sirvió a López Hidalgo, quien se fue de Trusas y batió a Carnus con un duro disparo. Sin embargo, la conformidad local y el cansancio dieron vida al Stade Français, que empató en el 78 merced a un jugadón de Portier.
En la vuelta, disputada en la capital gala el 30 de septiembre, el 2-0 (goles de Portier y Stasiak) acabó con la aventura continental de un Betis que tuvo que esperar ya hasta la Recopa 77/78 para volver a sellar su pasaporte.
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